La aplicación del ácido hialurónico se fundamenta en restauración del volumen perdido por la disminución del colágeno en algunas áreas, esta constituye una de las técnicas más novedosas en dermatología.
El ácido hialurónico es un componente natural de la dermis. Al inyectarlo en zonas con pliegues profundos restaura el grosor de la dermis y disminuye notablemente la profundidad de las arrugas.
Sus efectos no son permanentes, pues existe una molécula en nuestro cuerpo que la degrada de manera natural. Esto garantiza una apariencia más natural de la piel y disminuye el riesgo de formar granulomas o de migración del material hacia zonas más bajas de las que fue aplicado.
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Dermatóloga Claudia Palacios
