La toxina botulínica es una proteína, su aplicación actualmente no busca una parálisis total de los músculos de la cara sino disminuir su actividad para que su fuerza sobre la piel disminuya y se formen menos líneas de expresión mientras se conserva la expresividad del rostro.
En dermatología su uso es reconocido para el tratamiento correctivo de las líneas de expresión dinámicas en entrecejo, frente y perioculares entre otras áreas.
Además del uso estético, también es opción terapéutica para algunas patologías como la hiperhidrosis o la sudoración excesiva, en donde el efecto deseado es disminuir la actividad de las glándulas sudoríparas mejorando notablemente la cantidad de sudor que segregan. En este campo es de gran aceptación por los pacientes debido a su efectividad comparada con otros tratamientos.
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Dermatóloga Claudia Palacios