Por medio de un aparato electroquirúrgico y basado en la transmisión de calor, se logra la eliminación de múltiples lesiones de la piel, el cual al mismo tiempo produce un efecto de coagulación que reduce el sangrado.
Después de realizado el procedimiento se forma una costra en el sitio tratado, la cual se desprende en 1 – 2 semanas sin dejar cicatrices visibles en la mayoría de los casos.
Algunos de las patologías en las que se usa son: tumores benignos de piel, queratosis seborreicas, nevus rubí, hiperplasia de glándulas sebáceas, fibromas laxos, entre otras.
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Dermatóloga Claudia Palacios
